La Candelaria perdida
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ue mi primera y mi última Candelaria:
las manos primorosas de mi madre dando forma a la masa; aquella celebración de
anís y destreza de dulcera chorreando en el lebrillo; el chisporroteo de los
haces de ramón quemándose y la bofetada de calor al asomar las naricillas en la
bandeja recién sacada del horno. Y después, el olor del romero oscilando en el
bamboleo de los roscos, que sobrellevaban su vértigo asidos a lazos blancos y
azules. No recuerdo mucho más: tres, cuatro niños con sus ramos en la iglesia y
el agua bendita mojándome los ojos.
Juan:Por qué fue tu última Candelaria?Se ha perdido esta bonita tradición? Por otra parte,Diego Ríos, es el padre de Antonio, que fue alumno mio y no sé si tu compañero.Vive en Huelma.Un abrazo.
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