Eufrasio de Viedma

    Continúa la leyenda con el hombre que se encontró aquel cuadro al que los cristianos le atribuían milagros. Su nombre era Eufrasio de Viedma, un humilde pastor que se decía emisario del Señor de la Vida para arengar a las tropas castellanas en su lucha contra los sarracenos. A la representación de dicha historia corresponden «las Relaciones» o parlamentos de Moros y Cristianos que se escenifican en la romería de Belmez el primer domingo de mayo, en la primorosa recreación que el poeta Guzmán Merino hizo de la tradición oral que había sido trasmitida en el tiempo de padres a hijos.

    Así fue cómo, guiadas por el pastor Eufrasio, las tropas de Fernando III se enfrentan a las del primer rey nazarí, Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr, más conocido como Ibn Al-Ahmar, Alhamar, «el hijo del Rojo».

Yo soy el pastor Eufrasio,
el Rey de Cielos y Tierra,
 al que todos adoramos;
 el que puede hacer, si quiere,
una estrella de un gusano,
 y por eso hace de mí,
 pobre pastor, su emisario,
me envía a pedirte ayuda
 para recatar un cuadro
 el Salvador de los hombres,
 -Ecce homo-, flagelado
 por la ebria soldadesca
 en la casa de Pilatos;
 cada azote en aquel cuerpo
 es como un lirio morado;
 y cada llaga una rosa
 florecida en su costado.

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