La enseñanza en Bélmez de la Moraleda

Niños de la escuela de Bélmez de la Moraleda en 1957 (foto restaurada por Alfonso Arias Martos)
    Aunque hoy en día nos cueste trabajo creerlo y nos pueda parecer historia-ficción o fruto de un guion del “Ministerio del Tiempo”, hubo una vez en España una ley de Educación fruto del consenso político y cuyos preceptos estuvieron vigentes el tiempo suficiente como para sentar unas bases reconocibles en la historia de la enseñanza. Esa fue la Ley de Instrucción Pública de 1857 o ley Moyano, conocida así popularmente por el nombre del Ministro de Fomento que la impulsó. Esta norma, a pesar de nacer en uno de los siglos más convulsos de nuestra historia, tuvo el acierto de recoger las bases sentadas por Alonso Martínez, o por el duque de Rivas o las del Plan Pidal, que parecían condenadas al cajón del legislador, hasta que durante el bienio progresista de Espartero y O’Donnell en el reinado de Isabel II, Claudio Moyano terminó por darle forma y perduraría en el tiempo con sus consiguientes reglamentos y desarrollos hasta la Ley General de Educación de 1970.

    La fotografía de Francisco Ruiz Rodriguez con la que abro mi artículo, se hizo en Bélmez de la Moraleda el 1 de diciembre de 1957, año en el que aún sobrevivía reconocible la ley mencionada, aunque revestida con un ropaje más moderno por alguna reforma posterior. En ella aparecen escolares de la época en el muro de la lonja que había en la puerta lateral de la iglesia. El cura es don Alberto Pagonabarraga Gastelu-Urrutia, el maestro, don Antonio Rodríguez, quien años después dirigiría el Colegio Público Alonso Vega hasta su muerte. Su labor e influencia en la enseñanza en nuestro pueblo fue clave desde los 50 a los 70. Para muestra un botón: en la foto aparece algún futuro maestro que luego influyó en otras generaciones de escolares –como la mía-, creo que un economista, no sé si algún ingeniero –corregidme si no es así- y algún otro, que aunque no continuó estudios superiores, llegó a ser un alto directivo en una multinacional.


    Centrándonos en la primera enseñanza, que es la que se impartía en la Escuela Pública y Mixta de Bélmez de la Moraleda, decir que esta se dividía en elemental y superior. En la elemental se impartían las asignaturas de Lectura, Escritura, Principios de Gramática Castellana con nociones de ortografía, Principios de Aritmética con el sistema legal de medidas, pesas y monedas y Breves nociones de Agricultura, Comercio e Industria. La primera enseñanza superior, además de una “prudente ampliación” de las materias anteriores, incorporaba Principios de Geometría, de Dibujo lineal y de Agrimensura; Rudimentos de Historia y Geografía, especialmente de España; y Nociones generales de Física y de Historia natural “acomodadas a las necesidades más comunes de la vida”. Las niñas, en lugar de algunas materias anteriores, recibían las correspondientes a “Labores propias del sexo”, Elementos de Dibujo aplicado a las mismas labores y Ligeras nociones de Higiene doméstica. El orden social burgués del siglo XIX, fue el que confinó a la mujer al ámbito doméstico, garantizando la Escuela su preparación como “buenas y recogidas madres de familia”. Pero la mujer rural andaluza en general y la belmoralense en particular, está cambiando su realidad porque ahora son mujeres formadas y cualificadas.

    Esta foto es del año 1960. Pertenece a una de las visitas de Alonso Vega, donde niñas de nuestra localidad bailan el Vito.
Niñas en edad escolar de Bélmez de la Moraleda bailando en un acto a mediados de los sesenta.


    La enseñanza era obligatoria desde los seis a los nueve años, con posibilidad de instrucción en las casas y se preveían amonestaciones a los padres por incumplir el deber de llevar a los niños a la escuela, en su caso con una multa de 2 hasta 20 reales. Se daba gratuitamente en las escuelas públicas a los niños cuyos padres, tutores o encargados no podían pagarla, mediante certificación expedida al efecto por el respectivo Cura párroco y visada por el Alcalde del pueblo. Los estudios no estaban sujetos a determinado número de cursos y las lecciones duraban todo el año, disminuyéndose durante el verano las clases. Además el Gobierno debía procurar que los párrocos tuvieran repasos de Doctrina y Moral lo menos una vez cada semana. Sin embargo, como ocurría en el resto de la provincia de Jaén, los índices de analfabetismo del municipio evidenciaban que la oferta escolar era muy superior a la demanda por parte de sus habitantes, en especial entre los miembros del colectivo femenino.

    Y esa fue la tónica dominante hasta principios de los 70. Con el nuevo colegio se había llegado a la escolarización del 100% de los niños y niñas, y también la mentalidad de los padres había cambiado con respecto a la educación.
Cursos superiores de EGB de Bélmez de la Moraleda de mediados de los setenta

    La foto es de mitad de los 70 y aparecen alumnos de los últimos cursos de Educación General Básica -séptimo u octavo curso-, pues con la Ley General de Educación de 1970 la escolarización se hizo obligatoria hasta los 14 años. Fue uno de los últimos cursos de don Antonio Rodríguez. También aparecen mi tío Miguel Sánchez y doña Fuensanta Guzmán -otros de nuestros maestros ya desaparecidos- , la señorita María Chamorro y la señorita Mari Carmen que estuvo un par de años por Bélmez.

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