Y los sueños cine son

Antes de que en todas las casas del pueblo hubiera televisor, antes de que el antiguo repetidor de televisión lograra sortear las dificultades orográficas para traer la segunda cadena y “La Clave “de Balbín con sus películas de cine forum a este valle escondido de La Moraleda, y muchísimo antes del color y de los video clubs y del vídeo comunitario, Bélmez tuvo un cine de verano, el Cine de Ramón.
Yo era pequeño entonces –siete, ocho años- , así que sólo podía ir a ver pelí
culas que hubiesen pasado la censura del cura, que regularmente se publicaba en el tablón de anuncios de la Iglesia. De aquellas sesiones de cine al aire libre y pipas han quedado en mi memoria las peripecias automovilísticas de Gracita Morales en "Sor Citroen", el catetismo exagerado de Paco Martínez Soria en "Abuelo Made in Spain", la historia del maletilla Palomo Linares en "Nuevo en esta plaza", pero sobre todo el NO-DO (noticiarios y documentales) antes de cada proyección, con las inauguraciones de Franco, los partidos del Madrid y las peripecias de Lola Flores.
Después, pasados algunos años, llegó el cine al Salón de la Panadería. Recuerdo que la primera película que se proyectó fue una versión de "Ivanhoe" en la que a mitad de la cinta hubo que encender la luz por la algarabía que se formó cuando el famoso cruzado muestra el culo durante un refrescante baño. Y a este film siguieron otros muchos de escasa calidad y presupuesto que no dejaban de darles patadas a la historia de Roma o aquellas películas japonesas de serie Z donde conocimos a Godzilla y al Superman japonés, precedente del Ultraman de los dibujos animados. Porque como dice Aute, que toda la vida es cine y los sueños cine son.
 

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