Reflexiones sobre la fiesta de Moros y Cristianos (III)

Curioseando e indagando en las representaciones de "Moros y Cristianos" en busca del origen más o menos cierto de esta tradición de la Andalucía Oriental, que tan fuertemente continúa arraigada en nuestro pueblo, te vas encontrando con indicios, con certezas, con premisas que se repiten, que te llevan a profundizar y a reflexionar sobre unas cuestiones que nunca te habrías planteado de otra forma y que hoy me hacen seguir insistiendo sobre el tema, por lo que os pido disculpas de antemano. 

Juanma Saez en su interpretación del rey cristiano (Fiestas de agosto de 2016)
Si resulta cierta la teoría más extendida de su origen primero en ciertos autos sacramentales que representaban la lucha entre el Ángel y el Demonio, entre el Bien y el Mal, queda patente su alto contenido religioso, su razón de ser unida de manera inequívoca a un acto de fe, donde el ejército cristiano enarbolará la bandera de lo bueno y las huestes sarracenas cumplirán unas órdenes y premisas originadas en el mismo averno.
Por eso no ha de extrañarnos cómo el cura Soto Guerrero se valió de manera inteligente de este instrumento para revivir la fe católica en Bélmez de la Moraleda, visto el panorama que encontró en su parroquia en 1939.

Pero al fin y al cabo, la Iglesia no hizo más que apropiarse hasta perfeccionar como instrumento de confirmación de la fe y de propaganda de sus creencias, lo que había nacido como un juego de armas, de entretenimiento más que entrenamiento militar, como ya aparece en el poema de Mío Cid, y que se solía llevar a cabo para agasajar a los Reyes o a los nobles, sobre todo en las conmemoraciones de algún logro militar (toma de Granada, masacre y destierro de los moriscos de las Alpujarras, o en nuestro caso, una de tantas tomas del castillo de Bélmez a lo largo de las guerras nazaríes).
Jesus en su emotiva interpretación como rey moro durante las fiestas de agosto de 2016
Así, con el tiempo, aquellos juegos cortesanos de cañas y espadas de madera, se fueron sofisticando hasta producirse su dramatización con su texto, su vestuario y hasta sus propios bailes. el mismo Lope de vega cultivó este tipo de comedias, por lo que no tardaría en tentar la realización de dichas piezas en verso a poetas locales, curas avezados o ambos en connivencia, para narrar al pueblo llano la obra y milagros del Patrón de la villa durante la denominada "ocupación" musulmana.

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