Malafondinga



Portada del libro de Francisco José Pereira Fuentes, Vocabulario popular belmoralense.
     
       Vivo lejos de Bélmez desde hace más de veintitrés años, pero siempre he procurado volver al menos una vez al mes. Por eso tenía la íntima convicción de no haberme marchado nunca, hasta que aquel día entré en el bar, pedí  una cerveza, miré a uno y a otro lado de la barra y no conocí a nadie.
         Mientras me tomaba aquella cerveza, todavía estupefacto, me preguntaba cuándo había dejado de mirar con ojos de moraleo[1], dónde se había quedado esa curiosidad que nos viene ya de la cuna por saber quién es quién y de qué familia; en definitiva, dónde había perdido el hocico chirguetero[2] y cuándo había dejado de tener a la parroquia fichiculá[3].
         Mi reacción inmediata fue llamar a la única persona que conocía y me conocía en el local –o eso creía yo-. Así que le pedí al camarero que se acercara y discretamente le pregunté por la identidad de mis jóvenes compañeros de barra.
 -¿Pero usted es de aquí, señor?
-¡Pues claro!... ¡soy el Juan de Juanfelipa[4]! Le dije convencido, no solo de quién era yo, sino de que me estaba gastando una broma.
-Pues perdóneme, pero no caigo ahora mismo…
         Salí del bar aturdido, pues menudo  cepazo[5] moral acababa de pegarme; me había convertido en un desconocido, un forastero en el lugar donde nací, y además,  debía ser el único que no se había enterado de que ya no era joven.
         Durante unos días estuve con el ánimo bien chuchurrío[6] y algo atontolinao [7]de darle vueltas en mi cabeza. Me maldecía por haber gastado tanto tiempo en faenas y avíos[8], mientras la vida pasa sin remedio. Y me miraba al espejo buscando aquellos signos que me identificaran con mi gente, con los de mi  tribu, pero solo encontré mi cara desdibujada de  malafondinga[9], como  una foto quemada por el resplandor de la gran ciudad.
         Recordé entonces al joven que fui, aquel que salió escopeteao[10] del pueblo y  huyó hacia la legendaria noche de Granada, para  alcanzar unos años después ese poblacho manchego que hay entre Segovia y Navalcarnero -pongamos que hablo de Madrid-; porque hasta New York hubiera traspuesto[11] si la ocasión se me hubiese presentado.  
         Comprendí que ya tocaba otra canción, que detrás del resplandor de las luces de ciudad no hay nada más, que iba siendo hora de hacer una buena saca[12] de lo güero[13], aunque hubiera que pasarse  noches enteras reinando[14]  para desbrozar  la mala hierba de la  jindama[15] y verme asomar al fin tras la farfolla[16]
Dibujo de la portada de este blog que representa a un almez o almecino.

         Sigo sin faltar a mi cita mensual con Bélmez. A muchos de vosotros –también a los más jóvenes- os he saludado alguna vez, y si no,  ¡cuchah[17], no os habré visto! Aunque he de confesaros que soy más reservado con la lengua que con la pluma. Por eso mismo, si queréis saber por dónde ando, seguramente que  me encontréis penando, riendo, llorando, cantando… escribiendo debajo del Almecino.


[1] Moraleo: nombre que reciben festivamente los habitantes de Bélmez de la Moraleda. Curiosamente Alcalá Venceslada recoge “Moraledo” como gentilicio de dicho pueblo. A modo de anécdota recojo lo que se dice en los pueblos de la sierra “que cuando Colón llegó a América, ya había allí un moraleo cogiendo esparto”. (delVocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[2] Chirguetero: persona que se ocupa de la vida de los demás, o que, simplemente disfruta con la vida social en abundancia. Tiene que ver en su origen con un oficio antiguo: el de ir vendiendo leche de cabra por las calles de los pueblos y aldeas. Al mismo tiempo el andalucismo –chirri- (vacío sin sustancia) se relacionaría así con el suelo de la leche (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[3] Fichiculá: de fichicular, ver percibir lo que en un principio estaba escondido (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[4] Juanfelipa: o “Juancelipa”. Mote con el que se conoce a mi familia en Bélmez de la Moraleda. Proviene de mi abuelo (Juan) y de su madre, mi bisabuela (Felipa), como una abreviación de “Juan el de Felipa”. Da la casualidad que yo también me llamo Juan y mi madre Felipa, por lo que el mote me encaja como un guante.
[5] Cepazo: (del latín cippus: rama de árbol). Caída, golpe brusco de “cepa”, o sea, de cabeza. Andalucismo para la RAE (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).

[6] Chuchurrío: de chuchurrirse (posiblemente del quechua chujchu: frío de calentura). Arrugarse, embeber (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[7] Atontolinao: de atontolinar, de origen inconcreto, Atontar, perder el sentid y/o la orientación por un período corto de tiempo (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[8] Avíos: (de habido, latín habere). Lo que tiene, lo que da el campo (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[9] Malafondinga: (Del latín malo: sin bondad, y del árabe fundäq: alhóndiga, hospedería) “Malaostia”, persona cuyo trato no resulta agradable, sino, más bien, todo lo contrario  (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[10] Escopeteao: (del italiano Schiopetto: arma de fuego). Velozmente, de manera muy rápida (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[11] Traspuesto: de trasponer (del latín transponer: poner en sitio distinto) retirar una cosa lanzándola con fuerza (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[12] Saca: (Del árabe saqat: quitar, restar). Limpiar, desalojar de todo aquello que resulte inservible, sin utilidad, para ser quemado o arrojado a un vertedero contrario  (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[13] Güero: (del castellano dialectizado gorar: incubar). Huevo podrido que despide un olor fétido (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).  
[14] Rainando: de rainaero (del latín binus: de dos en dos) alucinación mental. La RAE recoge la voz “reinar” como acepción propiamente andaluza (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).  
[15]Mala jindama: (de origen caló). Mala leche  (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).  
[16] Farfolla: (del latín malum folîum). Cubierta vegetal de la mazorca del maíz. Es aragonesismo en opinión de Álvarez Curiel (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).
[17] ¡Cuchah!: (del latín auscultäre: aplicar el oído para oír). Aféresis de ¡Escuchad!, aplicada denotando extrañeza (del Vocabulario popular belmoralense, Francisco José Fuentes Pereira).



      

       







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