La Moraleda de Belmez
Durante todo el siglo XVII Bélmez de la Moraleda se estuvo debatiendo
entre el ser y no ser; entre la gloria de antaño adquirida por su
situación estratégica pero ganada por méritos de guerra y la desgracia
de hogaño sobrevenida por el infortunio de las epidemias, de las riadas y
hasta de las plagas que azotaron su población en repetidas ocasiones a
lo largo del siglo, llevándola incluso al límite mismo de la extinción.
Sin embargo, es en la lucha y en la adversidad donde los
pueblos forjan su épica y bastó que la providencia les diera a los
lugareños de aquel entonces una pequeña tregua, unos años de bonanza y
buenas cosechas, para que despuntara una vez más la natalidad. Prueba de
ello fue el surgimiento de un nuevo núcleo de población en el lugar que
conocemos como El Alhorín. Por otra parte, y también durante el XVII,
señala Francisco José Fuentes Pereira, que hacia 1623 la venta del
Carvajal o Capataz se había convertido en “morada de mujeres de mal
vivir”. Como veis, una vez más queda demostrada la teoría del devenir
cíclico de la historia, que resumiríamos con el dicho popular de que "la
historia se repite".
(Fotografía del Alhorín: Pedro Balboa Gamarra). |
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